martes, 18 de mayo de 2010
Entre Pemones y Waraos
domingo, 9 de mayo de 2010
Algunos Tips (metodología de ensayo)
Prepare siempre lo que va a trabajar en el ensayo. No se aparezca frente al coro sin saber qué quiere, sin tener una idea del sonido que busca, sin conocer lo que debe escuchar. En cuanto el grupo note que el director no está preparado, el respeto puede perderse y costará mucho trabajo recuperarlo, si es que eso fuese posible.
Aunque esté trabajando una articulación, o la conducción de una frase, o la pronunciación correcta de un texto, no descuide la exigencia de la afinación y la correcta emisión vocal. Cantar bien y afinado debe ser un hábito y para ello hay que hacerlo notar toda vez que sea necesario.
Al trabajar determinado pasaje con una de las cuerdas o voces del coro, esté pendiente de que mientras tanto hay otros coralistas que no están cantando. Sea eficiente con su tiempo pero también con el de los demás. No dedique demasiado tiempo a un solo grupo del coro. Si el trabajo así lo ameritara, dígale a los otros que por favor brinden ese tiempo, para que ellos sepan que están siendo tomados en cuenta aunque no canten.
Dé instrucciones claras y precisas de lo que quiere. Cuando necesite repetir un trozo, no lo haga sin antes decirle al coro por qué requiere hacerlo. Ojo: explíquelo también y con más pertinencia si el coro es de niños. Lo merecen, aprenderán y estarán más pendientes la siguiente vez.
Cuando requiera mejorar la manera de cantar de algun coralista, trate de hacérselo saber de una forma positiva. Especialmente si el coro es de adultos, es un buen ejercicio pedir lo que se quiere y no decir lo que no se quiere. Recuerde que al hablarle a uno, lo está haciendo frente a todo el coro, por lo que esta persona agradecerá que no exponga sus errores sino que le diga las cosas como sí quiere que sean.
Si se diera el caso en el que hay un trozo que no sale bien y usted no lo pudo prever ni preparar posibles soluciones, márquelo y déjelo para el próximo ensayo, cuando tenga oportunidad de pensar con tiempo la mejor manera de resolverlo.
Una de las proezas más difíciles de lograr con nuestros coros, sean de niños o de adultos, es que hagan silencio una vez que dejan de cantar. Que no comenten entre sí. Es la labor educativa más ardua y lamento decir que con menos satisfacciones, pero pienso que esto se debe simplemente a que hay que enseñarlo con la misma insistencia con la que trabajamos la afinación o el comenzar juntos. Animemos a nuestros coralistas a no temerle al silencio.
¿Qué hay en una cabecita tan chiquita? Reflexiones sobre iniciación coral
La inteligencia y madurez de los niños entre 4 y 6 años es algo que muchos desconocemos. Por ello damos por sentado que al ser niños, no es necesario darles explicaciones y los limitamos a lo que nos enseñan que es 'ser niño'. Cuando juegan se divierten (no piensan), cuando cantan se distraen (no trabajan), cuando insisten en decirnos algo no les hacemos caso a la primera porque seguramente es una tontería infantil (y no se sienten respetados). En fin, no pretendo decir con esto que los adultos que los rodean son personas malas y desconsideradas. No. Pienso que esos tratos y maneras de pensar tan comunes son producto simplemente del desconocimiento y esto nos lleva a limitar a nuestros niños a lo que nos imaginamos que ellos deben poder realizar y no los estimulamos a potenciar y cultivar las destrezas y conocimientos que ellos en realidad tienen o pueden adquirir, porque pensamos que son "pequeños".
sábado, 8 de mayo de 2010
Vocalizaciones
América en la batuta de Gustavo Dudamel
No importa si se es coralista, público, músico, director o melómano, presenciar un concierto dirigido por Gustavo Dudamel deja una huella tan profunda en los ojos y en el alma que después de eso, la manera de disfrutar la música ya no será la misma.
El programa musical de la gala del primer festival “América y los americanos”comenzó con The Promise of Living, de la ópera The Tender Land, bellísima obra de Copland en la que se construye una curva perfecta a medida que se involucran más instrumentos de la orquesta. Copland realiza aquí una introspectiva versión orquestal de Zion's Walls, himno popular de su tierra. Se luce nuestro director en el manejo y control de la tensión, sin romper la línea del discurso musical y resaltando la belleza y sublime emoción de esta obra.
Como segunda interpretación las Danzas del Ballet Estancia, de Alberto Ginastera, famosa obra conocida especialmente por el público venezolano que ha seguido el desarrollo de nuestro movimiento orquestal. Estas cuatro danzas, que parecieran compuestas para hacer lucir a la orquesta, son un manjar exquisito, aún más bajo la batuta de Dudamel. No es posible resistirse a la seducción de los ritmos, a la fuerza del malambo argentino. Tampoco se puede reprimir la sonrisa en nuestros rostros por la alegría contagiosa de esta música bien hecha, mientras lo vemos a él, mandando y bailando, dirigiendo y permitiendo el fluir de la orquesta, canalizando el discurrir por el cauce natural y luego, el final, que ya viene acompañado de aplausos que no alcanzan a ser contenidos hasta el último compás.
Para cerrar, la Cantata Criolla, del venezolano Antonio Estévez, acompañada por recursos extramusicales (imágenes, subtítulos con los versos traducidos y textos entrelazando distintas voces de la literatura americana, leídos por tres famosos actores) que colaboran en la comprensión del argumento poético. Dudamel de nuevo, con su ímpetu, pasión y la fuerza que sabe emplear a través de sus gestos y precisos movimientos, logra que la audiencia sienta el calor y la alegría de los llanos venezolanos, ayudando a la orquesta a adentrarse en uno de los ritmos más complicados que existen, especialmente para un foráneo: el joropo. Vemos aquí a un director distinto. Su papel ahora es acompañar a los excelentes solistas, tenor y barítono, en quienes reside el protagonismo musical. Dudamel ejerce esta función con el perfil justo, comandando a la orquesta y permitiendo que el interés se centre en Florentino y el Diablo, para luego de la porfía, volver a iluminar el podium con su energía mientras anima al coro y a la orquesta a lograr un final de gran sonoridad para un brillante cierre de un concierto que fue un viaje por tierras norteamericanas, argentinas y venezolanas, donde no hubo fronteras, donde el idioma fue el mismo y las tres obras parecían pertenecer a una suite llamada América.
Créditos:
Director Musical: Gustavo Dudamel
Producción: Eloísa Maturén
Dirección: Alberto Arvelo
Tenor: Aquiles Machado
Barítono: Gaspar Colón Moleiro
Actríz: Helen Hunt
Actor: Edgar Ramírez
Actor: Erich Wildpret
Escritor: Guillermo Arriaga
Coros: Schola Cantorum de Venezuela, Directoras: María Guinand y Ana María Raga
Los Angeles Master Chorale, Director: Grant Gershon