lunes, 19 de agosto de 2019

El Director Coral como Líder: Algunos Tips

Una de las cosas más importantes para ser director es trabajar sobre uno mismo. Esto no se refiere solamente a la preparación musical y artística en general, sino a uno como persona: cómo soy y cómo me siento conmigo mismo(a). Esto se reflejará ante los demás e influirá en un buen liderazgo. Por ello quiero compartir con ustedes mi interpretación sobre algunos aspectos señalados en el libro Beyond the Baton (Más allá de la Batuta), de Diane Wittry, a partir de mi propio aprendizaje. Rasgos de personalidad para ser exitosos no sólo como directores, sino en nuestro desempeño en cualquier otro ámbito de la vida.
Visión Positiva
La actitud del director frente al grupo puede desmoralizar o motivar a sus cantores. Los pensamientos negativos afectan la comunicación de la música. Debemos aprender a controlar nuetras emociones, de modo que una situación de tensión no afecte la manera en la que respondemos a los otros. Frente al grupo, no debemos olvidar que todos quieren sentirse necesitados y apreciados. Somos los únicos responsables de cómo nuestros sentimientos pueden afectar a las personas. Evitemos en todo momento ser parte de chismes y por el contrario, tratemos de parar esta práctica tan común en nuestra sociedad. Esto se reflejará en un ambiente de trabajo más sano y positivo para todos. Siempre espera lo mejor de tí mismo y vive consciente de que eres capaz de hacer cosas maravillosas. Luego aplica esta misma filosofía hacia tu grupo. Ellos, con total seguridad, responderán con resultados satisfactorios y excelente actitud.
Integridad
Las personas se acercan a quien les inspira confianza, alguien consistente y que siempre dé la impresión de hacer lo correcto. La integridad está íntimamente ligada a la honestidad: hacia uno mismo, hacia el grupo, hacia el compositor, hacia la música. En las decisiones que se tomen, musicales o disciplinarias, se debe estar siempre en la búsqueda de lo que es justo, sensato y en ello ser consistente.
Humildad
En un papel de autoridad y mando, ser humilde puede parecer contradictorio. Humildad no significa ausencia de asertividad. Lo contrario sería la vanidad, que parte de un concepto equivocado de seguridad. Humildad es aceptar los errores propios e inmediatamente presentar soluciones. Es también reconocer que el grupo que dirigimos tampoco es perfecto, aunque debamos siempre motivarlos a ser mejores y a recorrer ese camino de búsqueda de la perfección. En caso de problemas es conveniente ponerse en el lugar del otro. A veces no es cuestión de blanco o negro, sino de diferentes perspectivas y es por ello que la humildad ayudará a aceptar a cada uno como es.
Asertividad y Control
La asertividad es entendida aquí como el comportamiento de una persona cuando responsablemente manifiesta sus pensamientos y convicciones libremente y sin agredir a otros. Significa también aceptar los pensamientos y sentimientos de otros sin juicios o reclamos. Se puede manifestar en pequeños detalles como estrechar firmemente la mano al saludar o al conocer a alguien, mirar a los ojos cuando hablamos, escuchar con atención cuando nos hablan.
Por control nos referimos al manejo de las situaciones que se nos presentan y de las emociones propias. Tratar de ver el "cuadro completo" cuando se presente una situación de conflicto, de forma tal que se pueda discernir objetivamente cuál es la verdadera gravedad del asunto y cómo tratarla de la mejor manera. Implica paciencia, perseverancia y control de nuestros impulsos, para luego dar respuestas firmes y contundentes.
Disciplina
Es el estudio continuo lo que nos hará solventes. Ser disciplinado es una tarea nada fácil en una labor que debe atender tantos y tan diferentes aspectos. Se necesita orden, planificación y firmeza en las decisiones que tomamos. Constancia en las tareas que emprendemos. La disciplina no siempre es una cualidad constante sino más bien una actitud que continuamente hay que revisar. Y lo importante es no rendirse.

viernes, 16 de agosto de 2019

Dirección coral y técnica vocal: Tips para el trabajo con el coro (I)


Como afirmaba el P. Ireneo Segarra, fundador de la Escolanía de Montserrat, el director debe conocer, antes que nada, la técnica vocal. Otros como el director argentino Antonio Russo y la conocida directora Jean Ashworth, coinciden en señalar que el mejor ejemplo para explicar una línea melódica al coro es que el director la cante, es decir, sirva de modelo a los coralistas. También resulta importante en este sentido que conozca la anatomía y fisiología del aparato vocal, lo cual puede ser particularmente clave en el caso del trabajo con coros infantiles, ya que tal conocimiento puede darle herramientas al director para evitar posibles problemas vocales en los niños y para entender las causas de algunas elementales patologías, lo cual resulta fundamental al trabajar con voces en formación como la de los niños.

Me uno a los que piensan que el director es el más indicado para enseñar a su coro cómo cantar, ya que es a través de esa enseñanza como se desarrolla su instrumento, un instrumento que está en continua construcción. Por esa razón, el cuidado y atención a la respiración y emisión vocal deben estar presentes durante todo el ensayo, desde las vocalizaciones hasta el trabajo musical de las obras. El entrenamiento de diversas habilidades vocales resultará en un mejor desempeño vocal y una mayor posibilidad de abordar obras de variada dificultad. 

Antes de cada ensayo, el director debe tener ya seleccionados los ejercicios de respiración y vocalización que realizará en el mismo. Una vez iniciado el trabajo de lectura o de interpretación del repertorio deberá estar atento al uso adecuado de la voz por parte de los coralistas (fundamental en el caso de coros amateurs y coros infantiles) y anticiparse a posibles problemas o dificultades que las obras presenten, diseñando las actividades necesarias para superarlos. 

Durante las vocalizaciones el director debe estar atento a la entonación. La maestra  Jean Ashworth lista en su libro Lifeline for Children's Choir Director algunas posibles razones por las cuales un coro puede desentonar, que pueden ser aplicables tanto a coros de niños como a coros de adultos:
  • Mala respiración por parte de los coralistas (nota: esto puede estar asociado a un inapropiado gesto del director) 
  • El director no escucha, no detecta y no corrige
  • Hay mucha dependencia del piano y poca ejercitación del canto a capella
  • El director tiene un gesto muy tenso o demasiado laxo
  • El director da "malos" ejemplos cantados y los coralistas imitan
  • Mala postura de los coralistas al cantar
  • Carencia de uniformidad y brillo en las vocales
  • Insuficiente concentración
  • El ensayo ha sido muy largo o se ha dedicado mucho tiempo a una sola canción
  • Letargo, carencia de energía, director poco inspirador, poco creativo.
Cobran también importancia los problemas individuales de entonación (sobre todo en el caso de coros infantiles y coros amateurs), los cuales pueden tener causas tan diversas como la falta de estimulación melódica y la existencia de ejemplos musicales pobres en el entorno, la falta de estímulo, el desarrollo de la memoria auditiva del individuo, o incluso dificultades fisiológicas. El director debe ser capaz de hacerse cargo de estos aspectos, para lo cual entran en juego también sus destrezas audioperceptivas.

Cabe destacar que, en el caso de agrupaciones formadas por cantores profesionales, la labor del director en los ensayos en cuanto a la técnica vocal se refiere también es esencial, ya que abarca además los elementos relacionados con el logro de homogeneidad y la construcción del 'color sonoro' que desea, para lo cual de igual forma resulta indispensable el desarrollo de un oído atento y de una paleta de sonidos lo suficientemente variada para poder disponer de lo que necesite en cada momento, según el repertorio a trabajar. No quiero culminar sin explicar que no pretendo desmerecer la labor de un profesor de vocalización/canto dentro de una agrupación. Pero será muy importante que, si es el caso, exista un trabajo estrecho entre el anterior y el director coral, que ambos se encuentren juntos al momento de la vocalización y de ser posible el primero no se limite a una labor durante la primera parte del ensayo, separada del proceso de montaje del repertorio. De estos temas escribiré más adelante, en una próxima entrada.

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Nota: El contenido de esta entrada forma parte del trabajo de grado: "Diseño de un entorno virtual de aprendizaje para  la mejora continua del director de coros infantiles en Venezuela", elaborado por quien escribe como uno de los requisitos para obtener el grado de Magister en Música por la USB. 







miércoles, 8 de mayo de 2019

El gesto: Una herramienta



Cuando hablamos de técnica gestual nos referimos a los movimientos que el director debe hacer con sus brazos para indicar al coro la interpretación que desea. Ahora bien, ésta debe surgir como  consecuencia del estudio previo que el director haga de la partitura. De lo contrario, el movimiento de los brazos, en el mejor de los casos, se limitará a marcar ‘tempo’, ’fortes’, ’pianos’ y algún que otro regulador, lo cual sería como recitar una poesía sin tener conciencia de su contenido. 
La técnica gestual no sólo debe reflejar la mecánica de la música (entradas, cortes, precisión de ataques, etc.) sino también la expresividad. Una vez que se ha decidido que una obra es apropiada para el coro lo que procede, en primer lugar, es estudiar la partitura a solas, frente al piano o en un escritorio, observarla, analizarla, trazar nuestro ‘mapa de ruta’, prever los posibles puntos de dificultad, ‘pre-oír’ el sonido que queremos producir con nuestro coro , pensar en las atmósferas, los contrastes, lo que el compositor pudo haber imaginado y muchos otros detalles que ayuden no sólo a diseñar ensayos eficientes, sino también a elegir los movimientos que comunicarán mejor esas ideas interpretativas. Sólo después de que tengamos la visión y la ‘escucha interna’ de lo que queremos lograr será cuando el movimiento de los brazos, el gesto, pasará a tener sentido. Con él no sólo indicaremos las figuras del compás, la velocidad, las intensidades, la articulación sino también el ‘color’, la conducción de las melodías, el carácter, los temas a destacar, la emoción que deseamos transmitir.
Una buena técnica gestual es un dibujo real y en vivo de todo aquello que en la partitura sólo puede llegar  a ser sugerido. Por eso el gesto que proviene del estudio profundo de la partitura se convierte en una herramienta de transformación, comunicación y creación. 

Imagen: Esquemas de algunas figuras básicas-técnica del gesto