Quien escribe estas líneas conoce a Alberto Grau desde los años ochenta.
A lo largo del tiempo, desde la etapa de la infancia hasta hoy, he sido su
coralista, alumna y colega en el trabajo musical.
La trayectoria de Alberto, catalán de origen y venezolano por adopción,
da frutos en los distintos campos con los que se relaciona la música coral:
composición, interpretación, formación y
educación.
Comparto este artículo, como homenaje a quien es mi Maestro y el de muchos
otros en el quehacer coral, en este año 2017 en el cual cumple 80 años, porque
en estos días su ejemplo y su pasión pueden ser inspiración para seguir siendo
fieles a la tarea que el arte nos ha encomendado, en medio del tiempo complejo
en el que nos toca vivir.
Los invito a conocer más a este artista.
En el campo interpretativo:
La manera en que Alberto Grau transforma la música escrita en música para
ser sentida ha marcado el desempeño no sólo de los directores o estudiantes que
han cantado en sus coros, sino también y especialmente ha marcado a coralistas
de varias generaciones, quienes reconocen en él a un líder que ha influenciado
sus vidas sensibilizándolos no sólo ante el hecho musical sino ante su papel en
la sociedad, pues Grau ha hecho del canto coral una escuela de vida.
Como director destaca su desempeño al frente de la Schola Cantorum de
Caracas (hoy de Venezuela), de la cual es fundador, iniciando con el famoso
triunfo en el concurso Guido D’Arezzo (1974); continuando con nuevas propuestas
interpretativas del madrigal venezolano y siendo referencia en la
interpretación de otras obras polifónicas, especialmente del renacimiento
español. También al frente de la Schola Cantorum fue impulsor en la difusión
del repertorio sinfónico-coral, cultivando esta actividad en el seno del
movimiento orquestal venezolano.
Dio a conocer el repertorio coral emblemático de la música coral catalana
en Venezuela. Canciones como el “Noi de la Mare” son elegidas como “canto común”
en los festivales corales nacionales, pues pertenecen ya al repertorio de los
coros que hacen vida en nuestro país. Esta ha sido una contribución al
acercamiento entre culturas que propicia el canto coral.
Así mismo, por la versatilidad con la que Grau definió el perfil de la
Schola Cantorum de Venezuela, hoy bajo la dirección titular de María Guinand y
la dirección asociada de Pablo Morales, se ha difundido el repertorio coral
universal de distintas épocas y estilos, hecho que se puede ver reflejado en las
diversas grabaciones (más de 30) que han quedado registradas a lo largo de 50
años de trayectoria que se cumplen este 2017.
En el área de la
composición:
No sólo por su amplio catálogo de obras, en su mayoría corales - algunas
merecedoras del Premio Nacional de Música (Venezuela) y otras reconocidas con
diversos premios internacionales - sino por la propuesta musical que en ellas
plantea, Alberto Grau es un autor con frecuencia requerido por distintas
agrupaciones del mundo al momento de estructurar sus repertorios. Coros como
los del proyecto World Youth Choir (Europa Cantat/International Federation for
Choral Music/Jeunesses Musicales International), el Coro Nacional de España, el
Coro Juvenil Kamer, de Letonia, y muchos otros coros de los diferentes continentes
han interpretado su música.
Su obra coral infantil inspirada, entre otras fuentes, en las premisas
fundamentales de Emil J. Dalcroze, ha contribuido a renovar el gusto de los
niños por la actividad coral, al convertir cada interpretación en un reto
personal en el que el niño debe combinar la expresión musical con el movimiento
corporal. Hoy en día, el repertorio
coral infantil de Alberto Grau es tema de tesis de grado en distintas
universidades y es solicitado como
material de trabajo para talleres internacionales de formación de directores.
En la experiencia de quien escribe, como formadora de directores y al frente de
coros infantiles y juveniles, los jóvenes que han sido formados con este tipo
de repertorio demuestran mayor facilidad para la comprensión del canto como un
fenómeno orgánico, afinándose su disociación psicomotriz y por ende su
concentración.
En cuanto al repertorio para coro mixto, de su calidad dan muestra las
prestigiosas instituciones corales del mundo que han encargado obras a este
gran compositor, entre otros, el Simposio Mundial de Coros (2006), el Singapur
Youth Choir (2003), el Festival Songbridges (2002). Como arreglista destacan
sus aportes a la difusión de la música popular venezolana, así como de otras
culturas, como la hebrea, la catalana y la gallega. Sus arreglos forman parte
del repertorio de muchos coros venezolanos, tanto mixtos como de voces iguales.
Desde el punto de vista de su impacto como creador en el contexto
iberoamericano, “La Canción del Regreso” (“La Balada del Retorn”, en catalán),
realizada por encargo del Liceu de Barcelona, Cataluña-España y estrenada en
2010 por más de 20.000 niños en edad escolar en Barcelona, Madrid, Salamanca y
Caracas, además de ser significativa como propuesta musical, lo es aún más por
el mensaje educativo que deja tanto en los coralistas como en la audiencia. La
obra plantea la realidad del exilio, los efectos de la guerra y contribuye a
sensibilizar sobre la realidad de las migraciones y a estrechar los vínculos
iberoamericanos, sembrando conciencia a través del hecho artístico. Este año
2017 se estrenará en el Carnegie Hall de Nueva York su más reciente composición
para niños y orquesta, La Avispa Brava, basada en un poema emblemático de
Aquiles Nazoa.
En el área formativa:
El aporte de Alberto Grau a la actividad coral venezolana va mucho más
allá de su faceta compositiva. Su labor como formador de directores ha
contribuido a dignificar y abrir caminos para la carrera musical de los
directores corales en Venezuela. Fundó la Cátedra de Dirección Coral que fue el
germen de la profesionalización del área que actualmente conforma un sistema
que incluye pregrado y maestría (Universidad Nacional de las Artes, Universidad
Simón Bolívar, respectivamente), beneficiando a estudiantes nacionales y
extranjeros.
La influencia que ha tenido en sus alumnos ha multiplicado
exponencialmente la creación de coros en el país, fomentando esta actividad en
agrupaciones que pertenecen a empresas del Estado, a instituciones privadas, a
instituciones escolares, universidades, clubes de esparcimiento, afirmación
ésta que se puede comprobar cuando observamos que muchos de los líderes de
estas agrupaciones han estudiado con Alberto Grau.
Su aporte no se limita a la actividad como docente. También ha escrito
dos libros: “La forja del director” en el que plasma parte de su experiencia e
instruye a los lectores sobre el arte de dirigir coros; y “La forja del
compositor”, en el que comparte su experiencia como compositor de obras corales,
así como valiosos aspectos de este quehacer vinculándolo de manera estrecha con
el ejercicio de la dirección. Además, Alberto es invitado continuamente, a lo
largo del mundo, a dictar talleres y charlas sobre temas de dirección coral.
En el área educativa:
En este punto deseo referirme fundamentalmente a su relación con los
coros de niños. Por lo que se observa en los textos escogidos para su posterior
composición musical, el autor suele elegir obras que dejan un mensaje formativo
o concientizador. La “Opereta Ecológica”
es un claro ejemplo de sensibilización hacia el río, el mar, el árbol y
el viento, que paralelamente da a conocer la poesía de un reconocido autor
venezolano, Jesús Rosas Marcano. De la misma manera ha utilizado textos del
precursor de las letras en América, Andrés Bello, de quien ha compuesto
distintas obras como “Los Duendes”, acercando al autor de estos textos a los
niños venezolanos. También elige fábulas clásicas, como las de Samaniego y de
Iriarte. En cuanto a la música venezolana, también ha sido reelaborada y
presentada a los niños con su lenguaje nuevo de canto y euritmia, acercándolos
al folklore desde una perspectiva atractiva y refrescante.
Grau fundó los Pequeños Cantores de
la Schola, sistema de agrupaciones de coros infantiles que actualmente
pertenecen al proyecto Construir Cantando,
el cual comprende una serie de núcleos en distintos estados del territorio
venezolano. La evolución del programa ha dado lugar al surgimiento de la Schola
Juvenil de Venezuela, abriendo espacios para la promoción del canto coral en la
adolescencia y la temprana juventud, fomentando también la creación de
repertorio para ese tipo de agrupaciones.
En el ámbito internacional destaca su participación como asesor en el
programa Música para Crecer, del
Banco de Desarrollo para América Latina CAF, cuyo componente coral está a cargo
de la Fundación Schola Cantorum de Venezuela. Este programa busca promover el
desarrollo humano sostenible en los niños y jóvenes de Latinoamérica que se
encuentra en situación de fragilidad social.
Como maestro, no pierde oportunidad de enseñar el canto y la expresión
musical como algo natural, en una búsqueda constante de excelencia y honestidad
como artista. Hoy volví a asistir a uno de sus ensayos. Contemplarlo dirigir es
presenciar la transformación de notas, ritmos, símbolos, en emociones que
trascienden de la partitura al espíritu: una experiencia mística que compromete
porque nos recuerda la trascendencia de la tarea del artista.
Nota Final: Con
Alberto Grau canté cuando era director del Coro Juvenil de la Escuela de Música
Juan Manuel Olivares. Posteriormente entré como pianista acompañante y
coralista en la Schola Cantorum de Caracas, hoy de Venezuela, cuando él la
preparaba para asistir al II Simposium de Música Coral celebrado en Suecia,
Finlandia y Estonia (1990). Junto a él trabajé como Subdirectora del Coro del
Banco Consolidado. Bajo su tutela desarrollé mis estudios de dirección coral. Fui
asistente y directora asociada de la Schola Cantorum de Venezuela de la
Fundación Schola Cantorum de Venezuela, organización de la que formé parte
durante casi 30 años, teniendo el privilegio de haber trabajado con el maestro
de manera cercana. Alberto Grau siempre ha estado a la disposición para
asesorar el trabajo artístico de las agrupaciones bajo mi dirección en la
Fundación Aequalis.