La dirección es una disciplina
que se nutre de diversas áreas del conocimiento. Quiero en esta oportunidad
referirme a una de ellas, la composición. Aun cuando es un área propia, independiente y
compleja, se hace necesario que la persona al frente de una agrupación coral
maneje algunas herramientas que le permitan analizar y sacar un mejor provecho
de la partitura para beneficio de la interpretación.
¿Qué hace un compositor? Cada uno
tiene una forma personal de escribir, una propia fuente de inspiración y un
objetivo definido para cada obra, sin embargo, en todos es común la facultad de
escribir aquello que en un principio sólo suena en su mente creadora. Cuando la partitura llega a manos del
intérprete, no basta con reproducir lo que allí está escrito. Eso sólo hará
sonar lo que limitadamente puede contener el lenguaje musical. Lo mismo logra
una pianola, es decir, una reproducción
de alturas y duraciones con velocidad
determinada y quizás con variaciones de intensidad, pero esto no es Música ni lo que el compositor quiso
plasmar. No basta entonces para el
intérprete el conocer los símbolos y toda la escritura musical. Es fundamental,
pero hace falta más.
En el párrafo anterior comentaba
que el compositor tenía una idea sonora antes de escribir. A las manos del intérprete
llega la forma escrita, el resultado final. ¿Cómo podemos acercarnos a esa idea
original? ‘ Apuntando al espíritu volador del pájaro más que a sus plumas’ (Robert
Henri). Haciendo el camino contrario del
compositor. Partiendo de lo escrito hasta el momento antes de estar plasmado en
papel. Es en este ‘dilucidar’ cuando nos
formulamos preguntas: ¿qué sentido le dio el compositor a esta sección del
texto?, ¿por qué lo resolvió rítmicamente de esta manera? ¿qué busca con un
cambio de textura en este determinado lugar? ¿Cómo es el tratamiento de la
melodía principal y qué busca?¿qué significado hay detrás de este silencio? …
Elizabeth Green, directora estadounidense,
decía que el proceso de la
interpretación era como resolver una historia de misterio: ‘…Uno está constantemente buscando pistas para el verdadero
significado detrás de las notas. El espíritu de la música es una cosa
intangible. No puedes alcanzar y
tocarlo. No lo puedes ver flotando en su momentánea existencia. Pero lo puedes
sentir… Mientras más fuertes sean los poderes de la imaginación de aquellos que
producen la música, más potente será el resultado final’. Por lo tanto, mientras más pensemos desde el
punto de vista del compositor(a), más probable será que la interpretación se
aproxime a su idea original.
En resumen, imprescindible es
conocer todas las herramientas del lenguaje musical que serán de utilidad para
leer lo que está plasmado en la partitura. Necesario es analizar el texto y la
música, hacernos preguntas, pensar en diferentes opciones que puedan
desprenderse de lo escrito, sin tergiversarlo ni modificarlo, es decir,
respetando la obra y al compositor. Y siempre conectar con la emoción. No es
una receta, la música no se puede limitar. Es una búsqueda constante y una
perenne interrelación entre emoción y razón.
‘El dualismo de sentimiento y pensamiento debe ser resuelto en un
estado de unidad en el cual uno piense con el corazón y sienta con el cerebro’
(Georges Szell)