El
director coral integra su quehacer en tres facetas:
1.-
Como director intérprete
2.-
como director constructor
3.-
como director formador
Director Intérprete:
Cuando gracias a su
formación en el lenguaje, teoría y análisis de la música, está en capacidad de
establecer los criterios de interpretación que empleará en cada una de las
obras que estudia. El intérprete actúa a solas con la partitura, estudiándola,
analizándola, previendo los posibles obstáculos, planificando el trabajo,
decidiendo el camino que recorrerá para revivir o recrear, las notas que yacen
escritas y que son una guía gráfica de una idea sonora. Asimismo, el intérprete
siempre trabaja sobre sí mismo, mejorando sus destrezas, su técnica y
expresividad gestual, profundizando sus conocimientos, escuchando a otros coros
y observando sus directores.
Director Constructor:
Es el que actúa cuando,
como un ‘luthier’, fabrica su instrumento. Producto del estudio previo, el
director conoce qué tipo de sonido requiere del coro para determinada obra y
diseña cómo obtenerlo, qué ejercicios debe hacer, de qué manera puede hacer
entender al coro su idea sonora, cómo lo entrena para lograrla. El constructor
sabe de técnica vocal, de canto expresivo, conoce y es capaz de reproducir
muchas maneras de cantar una misma línea. Si trabaja con un coro infantil el director sabe cómo funciona la voz en esas edades y
es consciente de su responsabilidad en
el buen manejo vocal de sus niños.
Director Formador:
Es aquél que se interesa
por el progreso individual de sus coralistas. Sabe, como líder, que si cada uno
de sus cantores se supera, su instrumento, el coro, será mejor y el trabajo en
el ensayo, más eficiente. Esta concepción influye en su metodología de ensayo
ya que las actividades serán en función no sólo del montaje de la música sino
de la mejora de su instrumento, en lo auditivo, rítmico, vocal, en la
comprensión de la música, así como en la disociación, la concentración y la
memoria.
FRENTE A LA PARTITURA
Cantar cada voz
decidiendo dónde serán las respiraciones, hacia qué punto va la frase, cómo
será el manejo de las intensidades, qué articulaciones se emplearán, qué
cualidad sonora exigirá, en qué momentos destaca una voz, etc. Una vez hecho
este estudio, decide qué figura de batido usará y de qué manera su movimiento
reforzará las ideas expresivas que ha tomado. Practica frente al espejo.
Prevé los posibles retos
que presenta la obra para su coro, por ejemplo, intervalos melódicos que serán
abordados por primera vez, disonancias específicas, texto o pronunciación que
requiera una práctica especial, y diseña los ejercicios que prepararán al coro
para resolver estas situaciones. Los organiza y escribe.
Con más canto que
palabras y más acción que explicación, hace notar lo que desea escuchar y cómo
debe ser cantado. Aplica lo que tiene escrito en su partitura, fruto del
estudio previo que hemos mencionado.
MOVIMIENTOS
Los movimientos del coro
durante el canto, deben ser practicados desde el calentamiento. Es importante
ir acostumbrando a los coralistas a cantar mientras se mueven y sin perder la
expresividad del canto. De allí que sea necesario anticipar esta unión con
movimientos sencillos, de balanceo, palmas, etc, desde los ejercicios de
vocalización. Incluir movimientos en determinadas canciones hace que sea un
reto para el niño lograr ambas cosas simultáneamente y ofrece a la audiencia un
espectáculo lleno de vida y energía. Los movimientos deben ser elegidos de
manera tal que coincidan con la carga interpretativa del canto, es decir, que
sean coherentes con la energía que se necesita para cantar y con la
expresividad de la línea.
Generalmente los autores
escriben a pie de página los movimientos que desean. Específicamente sé que el
Maestro Alberto Grau, en sus obras, permite y desea que el director se sienta
libre en la ejecución y recreación de los movimientos que él sugiere. Nosotros
como directores podemos incluir movimientos en obras que no los contemplen si
pensamos que al hacerlo la obra puede ganar en lo expresivo y en lo visual. No
temamos ser creativos, busquemos inspiración y evitemos copiar todo. Hagamos
propuestas.
TÉCNICA GESTUAL
Todo movimiento debe
generar una reacción sonora. De allí que sea tan importante saber lo que se
quiere oír, cómo lograrlo y además estar atento al resultado. El gesto debe estar en función de las
decisiones tomadas en nuestro estudio como intérpretes.