lunes, 25 de abril de 2011

Conciertos: Planificación


Después de algún tiempo sin escribir, regreso de nuevo.

Hoy quisiera comentarles un poco sobre la planificación del concierto.  La estructura del  concierto puede obedecer a distintos patrones. Hay conciertos en los cuales el repertorio se organiza de manera cronológica, desde la primera obra, la más antigua, hasta la última en el programa, la más actual. Hay conciertos temáticos, por ejemplo, constituidos por obras de un determinado período, estilo o argumento. Los hay que obedecen al hecho de presentar lo que el coro ha venido trabajando, muestran la versatilidad de la agrupación y suelen ser muy amenos por la variedad de estilos que presentan. En la estructura del concierto no hay leyes estrictas, lo que nunca se debe pasar por alto es que el concierto es también un espectáculo visual en el cual el público no sólo escucha al coro sino que también lo ve, por lo tanto quisiera compartir con ustedes algunos puntos a tomar en cuenta.

Ante todo, es aconsejable tomar el tiempo de las canciones. Esto nos dará una idea de la duración del concierto y nos hará pensar si es o no necesario hacer un intermedio. Una primera parte de un concierto no sólo dependerá del tiempo de música que contenga sino también de lo densa que pueda ésta ser. Si hay variedad, movimientos, empleo de luces, es posible hacer un concierto de casi una hora sin intermedio. El intermedio a veces es necesario no sólo para dar una pausa tanto a los artistas como al público sino también para cambiar el escenario,  el uniforme, los recursos extra musicales que se estén utilizando, etcétera.
La colocación de los coralistas a veces es alterada por el director para obtener mejores resultados en las canciones que ameriten un cambio, por ejemplo, separar a las sopranos de manera de que queden a ambos extremos del coro, colocar a los bajos en el centro,  cuando algún coralista canta a veces como primero o como segundo en su cuerda, dependiendo de la canción o cuando se necesita que los solistas salgan hacia adelante. En estos casos es importante prever y organizar quién se va a mover, cuándo y cómo, de manera que ante el público este movimiento que debe ocurrir entre las canciones no perturbe el ritmo en el que está sucediendo el espectáculo. Para ello es aconsejable decidir, por ejemplo, que los que deban moverse de izquierda a derecha del escenario lo hagan por detrás de las filas y los que se muevan en dirección contraria lo hagan por delante. Todo esto sin hablar. Los coralistas deben haber practicado estos movimientos para que sean expeditos y salgan de manera fluida.

Cuando el concierto incluye la participación  de instrumentistas en algunas canciones, es importante prever cómo será su entrada al escenario así como su retirada. Ellos deben poseer el orden de las canciones a interpretar para tener todos los instrumentos organizados y listos, por ejemplo, cuando se trata de instrumentos de percusión menor, o si es el caso de un instrumentista talentoso de los que abundan en nuestra tierra que son capaces de tocar muchos y diversos instrumentos para que tengan a mano el que les corresponda según el orden del programa. Éste último se suele estructurar de manera tal que las canciones que llevan instrumentos vayan todas juntas y hacia el final del concierto, pero de nuevo, no es ley.

Como hemos dicho, el concierto es también un espectáculo visual, por lo que, sin descuidar el canto y la expresividad musical, es interesante tanto para los coralistas como para el público incluir algunos movimientos si las canciones lo permiten, pueden ser éstos rítmicos, de naturaleza más plástica, coreográficos, de desplazamiento, etcétera. Así mismo vale la pena incluir accesorios como cintas, telas, instrumentos sonoros que usen los mismos coralistas, velas, y además conocer las posibilidades que ofrece la sala de conciertos en cuanto a elementos como juego de luces.

Es necesario, siempre que sea posible, que el director conozca y visite la sala donde se hará el concierto. Así tendrá una idea clara de las dimensiones, posibilidades de entrada del coro, uso de los espacios, visualización de todo el espectáculo y modificaciones de ser necesarias, colocación de los instrumentos, conocimiento de las posibilidades de iluminación y sobre todo, un primer contacto con el personal de la sala quienes serán los aliados con los que el director cuenta para que el concierto sea tal como lo ha previsto y hasta mejor cuando estos profesionales comprenden las ideas que se buscan y proponen soluciones de acuerdo a su experiencia. Ellos son importantes y su aporte no sólo es valioso sino que en sus manos está mucho del éxito de la presentación.